Esta semana he entregado la última tienda del grupo de panaderías-pastelerías y cafeterías: Lazareno Gourmet. Cuando el cliente es alguien de tu propia familia y a la vez un negocio muy cercano debido a una larga tradición familiar que se remonta a 1927 y en el que hemos crecido varias generaciones de «Lazarenos», las mariposas estomacales revolotean de forma singularmente agitada.
Si con un cliente normal mi grado de implicación y entrega en todos mis proyectos siempre es total, en este caso lo es aún más ya que las vinculaciones emocionales influyen mucho sobre las profesionales.
Después de haber entregado, hace justo un año, otras dos tiendas para el mismo grupo dotándoles de un interiorismo propio, además de una marcada identidad corporativa, esta tercera tienda es la mayor de todas y nacía con vocación de ser el buque insignia de la marca y espejo de un espacio singular. Debía recoger el espíritu de las anteriores y a la vez incorporar nuevos espacios para cafetería y restauración con una pequeña cocina/obrador donde realizar al momento una nueva apuesta de pintxos y tapas singulares siempre vinculadas con el mundo del Pan con mayúsculas.
Además del diseño de la tienda, el obrador y el packagin también había que diseñar la presentación del producto (los sabores corren de la mano de los profesionales) pero el acabado de los productos, su imagen e incluso el menaje donde servirlo también corría de nuestra cuenta (ni que decir tiene que hemos engordado todos un par de kilos).
La idea general de la que partimos era crear una «caja» neutra, elegante y contemporánea, atemporal, que sirviera de marco para resaltar un producto muy rico en colores y texturas sin emborronarlo, el producto debía ser la estrella del proyecto.
Había que seccionar el local para dotarle de diversos usos: cocina-obrador, baños accesibles, zona de venta y cafetería con barras y mesas para degustación además lograr un máximo aprovechamiento y rentabilización de los 120mts2 de los que disponía.
Usamos un esquema de color que va del blanco y negro brillante de los azulejos biselados pasando por los grises medios y oscuros de la pintura en mate de techos, paredes y lacado de puertas. Estos tonos neutros pierden su frialdad con la madera de roble blanqueado con la que hemos realizado todo el mobiliario y accesorios de la tienda, esta pizca de beige unida al color y las formas «mágicas» del pan artesanal crean un ambiente suficientemente cálido sin llegar a ser cargante.
Partimos de la fachada con una imagen muy potente, un negocio se tiene que ver, y resultar atractivo desde la calle, la puerta de hierro fundido lacada en gris oscuro de 3,30 de altura y perfilada en acero inoxidable creada por este estudio en el año 92, en la reforma realizada ese año, se ha vuelto a utilizar actualizándola completamente (antes fue burdeos con perfilería de latón) reutilizándola queríamos conseguir un aire de continuidad de este negocio que lleva ya varias generaciones abierto. Tener cuatro grandes huecos a la calle más el de la puerta era una gran ventaja para el resultado final del trabajo.
Los cuatro grandes ventanales se cubrieron con capotas negras y beige y en los cristales creamos siluetas muy estilizadas que invitan a conocer un espacio muy polivalente según las horas del día. La fachada intenta adelantar lo que se puede encontrar dentro, un espacio elegante a medio camino entre una tienda de París y los maravillosos espacios gourmet de New York donde cada elemento ha encontrado su espacio.
Cruzamos la puerta y en la parte central se ubicó el corazón de la tienda, la panadería y la pastelería que son el alma de este negocio. La vitrina de pastelería se lacó en color cemento y se acabó con unas letras corpóreas en metacrilato negro, el colorido de tartas y pasteles son los protagonistas de la decoración de este impresionante mostrador de más de cinco metros de largo.
Las paneras sobre la pared oscura, diseñadas por este estudio en exclusiva para esta empresa y montadas como un puzle, constituyen una de las imágenes más potentes de este negocio están registradas para usarlas en exclusiva para las futuras franquicias. Cada variedad de pan tiene su espacio y se refuerza al tener su propio contenedor donde ser expuesto. En el centro de las paneras creamos un lugar para exponer los panes de mayor formato y exclusivos de esta casa, ganadores de muchos premios de panadería, con una sencilla estructura de hierro natural sin trasera, sobre fondo de azulejos brillantes negros que son el marco perfecto para resaltar estas piezas.
Pintamos las paredes de la zona de venta en gris muy oscuro casi negro y lo vestimos con una gráfica muy llamativa de diferentes tipografías con los productos de la casa, colocada en vertical desde el final de las paneras invadiendo parte del techo jugando con la perspectiva y la altura del local, es un recurso que nos gusta mucho y que consigue «descolocar» al cliente y captar su atención. Dos puertas batientes lacadas en negro mate con ojos de buey rematan la zona y dan acceso a la cocina/obrador y que permiten ver el trasiego de personal preparando los productos para su venta.
La iluminación de esta zona era la más importante para nuestros clientes ya que su Pan es la estrella de la casa. Como no queríamos utilizar iluminación tradicional cálida ya que el calor que emiten los halogenuros metálicos y las lámparas QR secarían el producto y estropearían sus características y tampoco queríamos usar luces fluorescentes que solo conseguirían que este palideciera, estudiamos las nuevas apuestas de iluminación led hasta encontrar lo que queríamos.
Para crear este espacio «dorado» que potencie el color real del pan, hemos usado una combinación de pantallas y focos empotrados en las paneras leds de luz cálida, del grupo Leds Home Stores al igual que el resto de las luminarias de la tienda, con las que hemos logrado el tono que queríamos para esta zona, el mismo que hemos usado para la zona de mesas. El resto de la iluminación en la zona de venta y cafetería son led de luz neutra.
La zona de cafetería y productos salados se organiza a la izquierda de la tienda con una vitrina para salado también lacada en tono cemento y una barra de tarima de roble blanqueado con el frontal gris oscuro y logotipo corpóreo en metacrilato blanco, los taburetes altos son el mod. Podium en gris y óxido de Francisco Segarra. También abrimos un hueco con cuarterones de cristal y con una ventana de guillotina que hace de pasa-platos y que permite ver al personal mientras elabora los pintxos y tapas que se sirven en la tienda y cafetería.
Para el pavimento elegimos unas magníficas piezas de baldosa hidráulica en grises, crudos y un punto de azul grisáceo que combinadas con un pavimento porcelánico de gran formato que imita al cemento cepillado, colocado «a hueso», esto es, con la mínima llaga para dar la sensación de pavimento continuo, creamos una gran «alfombra» con el suelo hidráulico de gran impacto visual a la entrada del local y que «marida» perfectamente con el suelo de cemento.
La zona de mesas nace a partir de la lámpara Dear Ingo, un diseño muy singular de una lámpara de araña creada a partir de flexos de escritorio con brazos articulados, añadimos dos grandes estructuras de hierro con cuarterones que sirven de soporte para unos espejos tratados con ácidos, de manera que parezcan grandes manchas abstractas que contrasten con las mesas de mármol blanco y pies de hierro de aire art-nouveau que aportan el punto «romántico» y acogedor que se pretende cuando a partir de las ocho de la tarde se bajan las luces de esta zona , se encienden las velas y las mesas se destinan a un after work donde disfrutar los más variados gin tonics o bien cenas de picoteo en un ambiente tranquilo y relajado.
Una selección de fotografías, montadas como un collage en la pared con parte de la historia de esta familia y este local nos ubican en el tiempo de un negocio familiar que lleva funcionando desde 1927.
En la misma pared una gran puerta lacada en negro mate da acceso a los baños con una señalética muy llamativa. Completamos esta zona con sillas metálicas de diseño francés y aire industrial, en blanco y negro, también de Francisco Segarra, además de una barra corrida de roble con los taburetes Podium en gris donde disfrutar las vistas a la calle.
Para terminar sólo deciros que este es un proyecto en el que, espero que para bien, hemos diseñado todos los elementos el interiorismo, logotipos, la imagen gráfica, packaging, vajillas en incluso colaborado en el acabado de los productos de su cocina.
Hemos aprendido mucho del mimo con el que sus propietarios tratan sus producto y por ello hemos intentado crear el mejor espacio donde exponerlo y venderlo con respeto hacia un producto absolutamente artesanal.
Esperamos que sea un gran éxito para sus propietarios y un revulsivo para todos esos negocios inmovilistas que acumulan una pátina viejuna sin pensar que los clientes quieren espacios nuevos y atractivos donde disfrutar de su tiempo. (Por lo que sabemos todo va muy bien).
Sabemos que a algunos os gustará y a otros no, forma parte de esta profesión y lo asumimos, pero esperamos que nuestros clientes y los suyos lo disfruten tanto como lo hemos hecho nosotros al crearlo para ellos. Como siempre que acabamos un proyecto doy las gracias a todos los que trabajan y colaboran conmigo para que una idea se convierta en algo real, sin ellos esto sería imposible. Si necesitáis ayuda para vuestra casa o negocio aquí estamos para hacer realidad vuestros sueños con vuestro presupuesto. Hasta el prox-post.
